7.
EXORCISMO EN...
Tía
Lilay, había decidido tomar cartas en el asunto y, aunque su
arriesgada decisión pudiera parecer, a primera vista, precipitada,
la verdad es que lo había meditado muy concienzudamente. El
resultado que ocasionaría tal decisión estaría por ver, a su
debido tiempo; Hojeó el album familiar y con un profundo suspiro que
le oprimió el pecho, brotaron imprevistas de sus pupilas, lágrimas
furtivas de congoja y dolor, frías como los témpanos del hielo.
Robespierre
llegaba en ese momento a la sala de la biblioteca y tras llamarla:
_Tía
Lylay, ¿estás en casa?
Ella,
no respondió.
Robespierre
salió de la sala rumbo a las escaleras... éstas, se movieron
bruscamente. El joven quedó paralizado, presintiendo lo peor.
_¡¡¡Emily!!!
¡¡¡Emily!!! _gritó y gritó. _¡¡¡Emily!!! ¡¡¡Emily!!!
El
furioso viento ululaba y bramaba sin dar tregua. Las lámparas
bailaban descontroladas. Los cuadros saltaban por los aires; Todo
parecía dispuesto, bajo algún misterioso conjuro... a volar.
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