lunes, 5 de octubre de 2015

15. "EXORCISMO EN..."




15. “EXORCISMO EN...”


_ ¿¡Aquí, en la Costa de la Muerte!?
_ Sí.
_ Y, ¿sabes quiénes son?
_ No. Nunca les he visto la cara. Van encapuchados y con sotanas.
¡No puedo hablar más! ¡Me matarán!
_ Pero...
_ No insista, padre, ¿o acaso quiere usted que me maten?
_ ¡No, por Dios!
La joven muchacha no me contó nada más, querido Edgar; Tendrías que haber visto su cara de espanto. Su cuerpo temblaba... entero.
_ Entonces, dime, ¿a qué pilotak nos enfrentamos, Robespierre?
_ Solamente Dios lo sabe; puede que al MAL, con mayúsculas.
_ ¡Tenemos que proteger a Emily!; no hay que dejarla sola ni un momento.
Tía Lilay los estaba escuchando hablar tras del gran portalón de la sala de la biblioteca. Tosió para disimular, entró, y los interrumpió diciéndoles:
_ ¡Qué tarde más gris, queridos!...
_ ¡Hola, tía Lilay! _ Robespierre fue a su encuentro con devota escrupulosidad. La besó cariñosamente. Edgar la agasajó con una mirada cálida, cordial y afable.
_ Tarde lluviosa...
_ Lluviosa, plomiza y gris, se podría decir.
_ ¡Qué vena más poética ha salido de tu corazón, querido sobrino!
_ ¿¡Poético yo!?, va, tonterías. _Contestó Robespiere. Edgar, sonrió.
_ Bueno, ya que os cojo a los dos en un mismo tiro...
_ Ja, ja, ja, ja..., carcajeó Robespierre, y exclamó: ¡Qué vena más metafórica, tía Lilay, desconocía ese nivel tan prosaico en usted!
_ “Burlitas”...las justas, sobrino.
_ Bromeaba, tía Lilay. Espero no haber ofendido tu estimado... orgullo. _Tia Lilay, gruñó..., y le miró a los ojos con desafío...
_ ¡Puede que sea una carca! ¡Un vejestorio victoriano! ¡Un cardo borriquero de verborrea impenitente y desatada!; pero a ti, no te consiento osadía alguna, jovenzuelo, o te las verás conmigo. La sangre hay que respetarla, y la jerarquía familiar, también.
_ Edgar y Robespierre se miraron. Entendieron el rapapolvo que se les venía encima si no calmaban el súbito e inesperado enojo de tía Lilay. 
  Robespierre entre intimidado y arrepentido le dio un gran abrazo a su tía abuela Lilay.
_¿Déjate de zalamerías Robespierre que ya no eres un niño! Además, hoy, no estoy de buen humor. ¡Esta llovizna me exaspera los nervios! ¿Cuándo va a salir el sol? 
_ Paciencia, tía, paciencia. ¡Es la madre de la sabiduría!
_  ¡Sálvanos Dios!, de esta encrucijada... que se  avecina.










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