11.
EXORCISMO EN...
_ ¿Por
qué Robespierre?
_
Porque hay mucho hijo de puta suelto, y con muy mala leche.
_
¿¡Eso es todo!? _ le inquirió Edgar, con una sonrisa casi forzada.
_
Y, porque, además, quieren controlarnos y controlar el mundo.
_
Eso, ya me parece más... plausible. _ Edgar lo miró y espetó una
inesperada y retumbante carcajada.
_
¿Te hace gracia?...
_
No, hombre no; río por no llorar. _ le contestó con un tono cínico
y despectivo, y añadió: _ Lo pagarán. Juro por lo más sagrado
Robespierre, que lo pagarán.
_
De eso, puedes estar bien seguro, Edgar.
Edgar le ofreció la palma de su mano derecha en señal
de paz.
_
¡¡¡Mejor un fuerte abrazo!!! _ Se abrazaron con un intenso
palmoteo de espalda.
Tía
abuela Lilay, había invitado aquélla noche a unos comensales muy
“especiales” La velada... prometía; Emily tardó en bajar al
salón; Para el gran evento, la coquetería era bien recibida, si
bien no, Emily no era una joven licenciosa dada a las veleidades
mundanas.
Casandra
al verla, le guiñó un ojo de complicidad... femenina. Robespierre y
Edgar la saludaron como dos educados caballeros a la espera de que
la joven Emily tomara asiento en la mesa. Estaba radiante.
_
Bueno, preciosa dama, hoy es tu aniversario; Hoy entras en Sociedad
querida Emily, y habrá que ir pensando en buscarte un
pretendiente... que te sepa “domesticar” _le dijo, algo zumbona,
tía Lilay.
_
Abuela, no bebas más de lo debido. _ Le contestó Emily, regañona.
_
Ah, si todavía no he comenzado. Por cierto, ¿no es esto, lo que
suelen hacer habitualmente las... buenas familias?
_¡¡¡Tía
abuela, no seas carca!!! _ Protestó Robespierre. Despertando las
risas de todos los presentes.
Tía
Lilay, miró a todos con su arrogante soberbia característica, y
añadió: _ Emily es nuestra joya de la corona. Nuestro buque
insignia. ¡¡¡Brindemos todos por su felicidad!!!...
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