Casandra no sabía qué hacer, para ella era todo un dilema...
Las muertes de sus intimas amigas... la hicieron reflexionar...
Residía en Perros Muertos, así se llamaba tan peculiar ciudad porque los lugareños
decían que olía todo a carne chamuscada cuando el viento se agitaba...
Una ciudad: Polvorienta, bulliciosa hasta el escándalo...
Sangrienta y despiadada...
Un marido que no la soportaba... ni en sueños...
Un loro del Yucatán... mascota que hacia las gracias, mordaz y picante... a imagen y semejanza de su anfitriona...
Prometeo: Un criado congoleño que contaba a las visitantes... una sorprendente leyenda... cada vez que salía la luna llena...
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