lunes, 14 de mayo de 2018

JUGANDO A SER DIOS.




JUGANDO A SER DIOS.

(No puede ser que algunas televisiones públicas de España,
sigan en manos de “bandoleros” trajeados).


Los ídolos de barro juegan a ser Dios, y en su terco empeño se queman; No me refiero a la quema de brujas, ni a los ángeles vengadores, no; Hablo de políticos y mandatarios salvadores de patrias con las alas chamuscadas por la fétida corrupción que los mantiene férreos a sus tronos, y que, sabedores de su inmunda podredumbre, insisten en dar lecciones de cómo se gobierna una nación, cuando ya la han vendido, de antemano, a los especuladores y a los buitres carroñeros que pululan ávidos de una buena y suculenta ración de la tarta. Es evidente y, ejemplos que lo evidencian, por desgracia, hay a montones en esta Patria de “patrias” autonómicas, que no tienen muy claro qué rumbo tomar viendo como está la marea de algunos vientos que podrían tornarse huracanados si se sigue persistiendo en caldear el ambiente, ya de por sí, tórrido. Y, lo aclaro, con algunas preguntas: ¿Qué función tiene en este país, el Senado? Nula. Es una “cofradía elefantina” de gasto desmesurado y que sirve de jubilación dorada para los dinosaurios políticos. Ellos, también son dioses. Y, por consiguiente, tienen privilegios, y además, están aforados. Parapetados. Protegidos... ¿de quién? De ellos mismos. Si a esa entidad pública, no se le brinda una proporcionalidad, nunca habrá acuerdos que beneficien a quienes tienen que beneficiar, que es, a los ciudadanos de a pie. Cuando un poder tan importante, tiene mayorías absolutas (me refiero a un partido político en detrimento de otros), se ve, claramente, lo poco democrático que es el Senado. Es una burla diabólica. Una pantonima teatral. Un despropósito mayúsculo, algo que caracteriza “per se” a un país que no ha evolucionado lo suficiente, o quizás, se podría decir, que no le ha interesado evolucionar para mantenerse impune, en el poder, solidificándose y enquistándose hasta producir una enfermiza metástasis purulenta e infecta, contaminando todo el Sistema. Vamos, como un troyano informático, pero, a gran escala. Y una vez infectado el Sistema, ¿qué queda por hacer? Desinfectarlo, es decir: SAQUEARLO. Lo demás, les importa bien poco, no nos engañemos.
Dicen que, la Política, tiene extraños compañeros de cama, pero si lo pensamos bien, puede que no sean tan extraños como nos quieren hacer ver o creer. Puede que se conozcan mucho más de lo que parezca y puede que estén conectados por una red “invisible” y con un mismo gen: El gen egoísta. Ese endiablado adulador que predica, y predica, y sus miserables falacias son palabras de devoción para sus acólitos fieles que los aplauden con efusivo entusiasmo en las gradas, sabidos de que su “contraseña” en ese código político oculto es: la de ROBAR. Enriquecerse a manos llenas, dejando con el culo al aire a millones de españoles. Juegan a ser Dios, pero... tarde o temprano, sus fechorías salen a la luz, quedando reflejado que jugar a ser Dios, tiene un precio muy caro. A unos; el destierro. A otros; la cárcel, y a otros; el viaje a la paz eterna. Nada sale gratis. Todo tiene un precio, y el que crea que no le va a ocurrir nada, que no olvide: ¿Por quién doblan las campanas? Doblan por ti.

Fidel León Gutiérrez,@Bailedelocos

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