_ David pensó: " Ella es, la rosa más hermosa de mi jardín, lástima que, tendré que... podarla."
_En ese instante, el sol radiante de vida, fue ocultado por una gran y repentina nube pasajera, dejando entrever su siniestra faz. Gisela, sin advertirlo, se encaminó sonriente hacia su nuevo y flamante deportivo rojo. Un Ferrari espectacular, que la había sorprendido vivamente. Se sentó e hizo rugir el motor con el pie en el acelerador. Su marido David le previno.
_Lo quemarás antes de tiempo.
_¡No lo creo cariño, estos coches están para hacerlos rugir! -y le volvió a sonreír con dulzura.
_David, suspiró con malvada ironía y exclamó para sus adentros:
!Ay, etérea y efímera rosa de mi jardín.!...
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