_ Padre Robespierre, necesito confesarme._ Edgar se arrodilló suplicante. Por el ventanal veíanse las compactas nubes disiparse con vertiginosa agilidad, dejando entrever el siniestro resplandor amarillento, de la luna llena.
Fue una confesión tan sorprendente que Robespierre quedó impactado. Lo que había escuchado y, sobretodo, presenciado, escapaba a toda regla lógica y humana....
Esa revelación que Robespierre escuchó y presenció, sabía bien que no la podía divulgar porque era secreto de confesíón; A pesar de que tal silencio, lo mortificara y le matara.
Emily, subió a uno de los torreones del castillo, dispuesta a poner fin a su desdichada y
desventura vida. Ya no podía más. Era el momento. El viento le parecía que aullaba quejumbroso...
Tía Lilay, sentía desde lo más profundo de sus entrañas que la verdad celosamente guardada, podría surgir y dar un giro inesperado. Estaba preocupada, muy preocupada. El peligro que podría ocasionar a la saga familiar sería sangrante y, como ausente y ofuscada, miró el tintinear de la lluvia al chocar en los cristales de las ventanas, pensativa...
4. EXORCISMO EN...